Lejos del tópico expandido en nuestro país de que el cine es una industria tendente a la subvención y al despilfarro de recursos de dinero público, en los últimos años el sector de la cinematografía española ha ayudado y ha colaborado con la economía. Y es que la taquilla española goza de una muy buena salud, merced a películas como ‘Ocho apellidos vascos’, la que más ha recaudado en la historia de nuestro país con 50.633.218,87 euros.
El film dirigido por Emilio Martínez Lázaro y protagonizado por Dani Rovira y Clara Lago tiene el privilegio de ser la más taquillera, pero le siguen films como ‘Lo imposible’, de Juan Antonio Bayona, con 42.397.943,35; o ‘Los otros’, cinta de Alejandro Amenábar que recaudó 27.254.163,38 euros.
En estas buenas vibraciones económicas que exhibe el cine español tienen parte de culpa propuestas adaptadas a los gustos más mayoritarios y a un amplio espectro de espectadores. Directores como Alejandro Amenábar, Daniel Monzón, Alberto Rodríguez, Emilio Martínez-Lázaro o Santiago Segura –cerebro y ejecutor de la exitosa saga Torrente- aseguran cada año una recaudación notable para nuestro cine.
‘Ocho apellidos catalanes’, con 31,5 millones de euros, encabeza la lista de películas más taquilleras del pasado año. En el ranking de 2015 aparecen otros títulos con gran capacidad de recaudación, como ‘Atrapa la bandera’ -11 millones de euros-, ‘Perdiendo el norte’ -10,4 millones-, ‘Regresión’ -8,9 millones- o ‘Ahora o nunca’ -8,4 millones-.
Estos buenos resultados de películas españolas tienen aún más mérito si tenemos en cuenta el 21% de IVA cultural que hay que pagar a la hora de entrar en una sala. Como ejemplo comparativo tenemos a Francia, con un 5% de IVA cultural y que destina el 11% del dinero de las entradas para un fondo exclusivo para el cine, por lo que así esta industria es capaz de subvencionarse a sí misma sin necesidad de tirar de recursos del Estado. Quién sabe si un modelo como el francés acabará imponiéndose en España dentro de no mucho o de si, por el contrario, ahora el cine se ha convertido en una industria más que rentable para los distintos gobiernos de España.